Introducción
En pleno barrio de San Martín, integrada por completo en el entramado urbano de Vitoria-Gasteiz, se halla ubicada esta ermita medieval dedicada al santo de Tours. En sus orígenes, la aldea de Avendagnu (tal y como aparece citada en la Reja de San Millán, 1025) se encontraba en las inmediaciones de Gasteiz, pero aún conservaba su independencia con respecto a la que sería la futura villa de Vitoria. Pero los ensanches del siglo XX y la expansión que ha tenido la ciudad alavesa ha hecho que, en la actualidad, la aldea haya desaparecido y sólo haya quedado su iglesia como testigo de su historia. De todas maneras, como se desprende de las palabras de Landázuri, publicadas a finales del siglo XVIII, lo que antaño “era gran arrabal, adonde ni sueño ni rastro de casa no hay, que sólo ha quedado la Iglesia de Sant Martín”. Es decir, que para entonces puede ya no quedara más que un despoblado o mortuorio del que la iglesia, convertida en ermita, es su principal resto.
El hallazgo de las pinturas
En el año de 1978 comenzaron las obras de construcción de la nueva parroquia, que se encuentra actualmente adosada a la ermita. Cuando se procedió a retirar el retablo, se pudo comprobar la existencia de pinturas de aspecto medieval, por lo que se iniciaron las labores de recuperación de las mismas. Los más curioso ocurrió en su exterior. La ermita tenía en su muro este adosado un edificio, por lo que en la fase de acondicionamiento de la zona se decidió demolerlo. Con ello, aparecieron unas pinturas que, en los siglos del gótico, decoraron el muro por el exterior y que habían quedado ocultas hasta la fecha. Entre los años 1985 y 1986 se arrancaron del muro y se trasladaron sobre un nuevo soporte al interior de la ermita, donde pueden contemplarse en la actualidad.
Fotografías antiguas
Las fotografías antiguas aportan multitud de información sobre cómo estaba la iglesia hace unas pocas décadas y cuáles son las modificaciones más importantes que se han realizado. En las fotografías publicadas en el Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria aparecen unas fotografías en las que vemos unas capillas laterales redecoradas en estilo neorrománico y, también, un sencillo pero notable retablo barroco en la cabecera.
La ermita
Exterior
Al recorrer el exterior del templo comprobamos que nos hallamos ante una iglesia de dimensiones modestas que aún conserva restos de su pasado medieval. Una inspección ocular superficial permite advertir cornisas románicas, un ventanal de ese mismo estilo o numerosas puertas y accesos cegados que nos advierten de las modificaciones sufridas por el edificio a lo largo del tiempo.
La cabecera del templo es recta, abierta solamente por un sencillo vano de medio punto. La parroquia construida en época reciente oculta ligeramente la portada de acceso ubicada en el muro norte. Esta portada nunca pudo ser la original, pues da paso directamente a la cabecera, lo que nos permite sospechar que pudo ser el antiguo acceso a una sacristía.
El interior
Al entrar al interior del templo, lo primero que nos sorprende es el cambio de orientación del altar, ahora situado en los pies del templo. La iglesia presenta, como mínimo, dos fases constructivas claramente diferenciadas. Por un lado tenemos la cabecera, cubierta por una bóveda de cañón apuntada articulada por gruesos arcos fajones. El más oriental de los arcos se apoya sobre unas ménsulas molduradas y, hacia el final del muro, se aprecian los arranques de unas bóvedas que se han perdido. Este detalle, unido a la existencia de un pequeño ventanal en el muro sur del presbiterio de aspecto prerrománico, nos indica que la iglesia cuenta con fases constructivas que precisan de un estudio más detallado.
Otra de las fases principales está constituida por la nave principal, que se articula en amplios tramos cortados por anchos arcos fajones. En los laterales de sus muros se pueden ver ventanales, accesos, algunos en uso y otros cegados, que indican la intensa actividad que ha tenido el edificio a lo largo de su historia hasta llegar a nuestros días.
Las pinturas góticas (s. XIV)
Pero quizá lo más destacado de esta iglesia sea el magnífico conjunto de pintura gótica que conserva, único por preservar también restos pictóricos del exterior del templo. En la cabecera (original) de la iglesia, de manera muy fragmentaria, podemos ver en su parte más alta la Crucifixión de Cristo. Presenta un esquema muy similar al que puede verse en Gaceo, acompañado de la Virgen y de San Juan, y atacado por Longinos mientras recibe la esponja con vinagre de manos de Estefatón. En la franja inferior, podemos ver el colegio apostólico divididos a ambos lados del ventanal.
En los muros laterales, así como en otros fragmentos sueltos, se complementa el ciclo con una probable Flagelación (o martirio de un santo), mientras que también podemos intuir escenas de su infancia como la Anunciación.
Pero si nos desplazamos hacia los pies del templo, donde hoy está el altar, la sorpresa es mayúscula. Sobre un soporte especialmente realizado para tal fin, se encuentran las pinturas que pudieron salvarse del exterior de la iglesia. Aunque el estado de conservación es muy delicado y apenas son visibles los temas iconográficos, sí que es posible intuir la existencia de un Juicio Final, tema que habitualmente se representaba hacia los pies del templo. En el hueco que antiguamente ocupaba el ventanal, hoy día se ubica una interesantísima talla medieval de la Virgen con el Niño del siglo XIII.
Como colofón a este sobresaliente conjunto de pintura medieval, merece la pena recordar que el altar también presenta ciertos restos de policromía con formas de aspecto vegetal. Todo ello nos permite evocar cómo debió estar en el siglo XIV la iglesia de San Martín, repleta de pintura tanto por dentro como por fuera.
Créditos fotográficos:
De las fotografías actuales: © Ondare Irekia | Patrimonio Abierto
De las fotografías antiguas: Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria.