Iglesia de San Román de Ezkerekotxa

Introducción

Ezkerekotxa es una localidad ubicada en el corazón de la Llanada alavesa y atravesada por el camino de Santiago. En la iglesia de San Román encontramos un buen resumen de todas las diferentes épocas históricas que ha atravesado la población. La primera noticia que tenemos de la existencia de Ezkerekotxa data de 1040, aunque el primer vestigio histórico que hallamos en su iglesia deberíamos ubicarlo en torno al siglo XII. Hacia finales del siglo XIII tuvo un momento de esplendor que se materializó en el recrecimiento de la iglesia por la parte del ábside y durante el Renacimiento se incluyó el magnífico retablo pétreo tan característico de este templo. En los últimos siglos se fueron añadiendo la sacristía, el pórtico o la casa cural que hoy en día conforman el complejo conjunto de espacios de la iglesia parroquial.

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La credencia medieval

Antes de que existieran las sacristías, que comienzan a implantarse con fuerza a partir de finales del siglo XV y ya entrado el siglo XVI, todos los elementos necesarios para realizar los ritos litúrgicos se guardaban en armarios. Estos armarios, denominados credencias, solían encontrarse en la zona del presbiterio, a mano del oficiante. Muchas veces estas credencias eran un simple hueco en la pared, de unas dimensiones bastante reducidas, pero se conservan muchos de estos nichos medievales ornamentados. En esos casos, generalmente, se realizaban dos arcos unidos mediante una columna central, separando dos huecos donde dejar el pan, el vino, los óleos o los libros litúrgicos. Estos arcos podían recibir decoración escultórica, pictórica o ambas, como es el caso de Ezkerekotxa. La credencia que vemos en la iglesia de San Román tiene los característicos dos arcos y sobre ellos hay un sobrearco apuntado con hojas que enmarca un rostro femenino con velo, en el que se adivina aún restos de la policromía original.

Fotografías antiguas

Los naturales arreglos y modificaciones del siglo XX que suelen afectar a las iglesias parroquiales no han hecho, a simple vista, mucha mella en el caso de San Román. Exteriormente conserva todos sus añadidos históricos en pie y las fotografías de mediados de la centuria pasada subrayan que el estado de conservación del edificio no ha sufrido muchos estragos. Sin embargo, en las fotografías del interior se pueden apreciar las policromías barrocas que había en la zona del ábside, destacando un inmenso cortinaje denominado “pabellón” que solía enmarcar los retablos durante el siglo XVIII. Hoy en día la iglesia tiene tantas capas de repintes que difícilmente se puede apreciar la calidad de la escultura de su interior, aunque este hecho permite también adivinar restos de pinturas murales de otras épocas que todavía quedan por descubrir.


La iglesia de san Román

Portada

Situada en el centro de la población de Ezkerekotxa y al lado del camino de Santiago alavés, la iglesia de San Román ha sido testigo mudo del paso de gentes y de modas artísticas, que han dejado una profunda huella entre sus muros. La primera fase de esta iglesia parroquial podemos situarla en los orígenes del románico alavés debido a su misteriosa portada, sin parangón con otros ejemplares del entorno. Bajo la arquivolta con ajedrezado jaqués y una serie de arcos lisos, sin decoración, se adivinan unos capiteles maltratados por el paso del tiempo que revelan unos motivos sumamente interesantes, como hojas con una banda de perlas, un ángel o la figura de un orante con los brazos en alto que parece que lleva una túnica con motivos geométricos.

La cabecera

Antes de cruzar el umbral de esta puerta hay que dirigirse al ábside de la iglesia, construido en una etapa posterior, donde nos sorprenderá el ventanal del siglo XIII, obra de transición entre el románico y el gótico, con su exuberante vegetación compuesta a base de plantas, árboles y frutos diversos trabajados con gran maestría. En las arquivoltas, entre estos elementos naturales, destacan la figura de una mujer con velo y un hombre con un libro entre las manos. Podemos hallar un personaje muy similar en los capiteles, en los que también contemplamos un animal fantástico, un águila que hace presa sobre un conejo, un rostro plano y otro monstruoso, que está devorando uno de los fustes de las columnas.

A pesar de que a simple vista parezca la única ventana absidial, una vez en el interior del edificio descubrimos un ventanal sur que quedó oculto por el añadido de la sacristía. Los sucesivos repintes a los que se ha sometido la iglesia a lo largo del tiempo no permiten discernir con gran detalle sus decoraciones escultóricas, en las que parece que predomina la temática vegetal. Lo mismo sucede con los pilares que sostienen las bóvedas de crucería, cuyos elementos decorativos apenas se intuyen bajo estas capas de policromías históricas, aunque nos permite distinguir la lucha entre un centauro y dos arpías.

El retablo

Uno de los principales tesoros que alberga la iglesia de San Román es indudablemente su espectacular retablo pétreo, construido según los postulados del renacimiento más clasicista. La figura que domina el retablo es San Román, al que vemos sentado en un trono en el centro de la estructura. A ambos lados se ubican dos escenas en relieve de su hagiografía, en las que se aprecia su prendimiento, llevado a cabo por soldados de pintorescas vestiduras propias de los inicios de la Edad Moderna, y su martirio, en el que le cortan la lengua con unas tenazas. En medio de la composición vemos también la decapitación de un niño, que según cuenta la leyenda salió en defensa de San Román en el momento de su tortura.

En la parte inferior, flanqueados por una serie de ángeles con posturas variadas y con un marcado contrapposto, encontramos dos santos que han perdido gran parte de su policromía original: un san Sebastián atado a un árbol y asaeteado, y un san Roque vestido de peregrino, protector contra las epidemias y la peste, y santo muy venerado en los caminos jacobeos.

El sagrario está concebido a modo de templete circular de varios pisos, mostrando el conocimiento de la arquitectura italiana del momento. Alrededor del mismo podemos ver varias figuras, como Adán y Eva, San Pedro y San Pablo o Cristo Resucitado.

En el remate, un calvario con el Crucificado, la Virgen y San Juan coronan este impresionante retablo cuya autoría y comitente se desconocen hasta la fecha.

A modo de curiosidad, en el actual baptisterio, que posiblemente nació como una capilla privada adosada a la nave de la iglesia, se encuentra un sagrario gótico policromado, cuya función y ubicación originales son a día de hoy difíciles de precisar.

LOCALIZACIÓN

Créditos fotográficos:

De las fotografías actuales: © Alava Medieval / Erdi Aroko Araba

De las fotografías antiguas: Cristóbal de Castro, Catálogo Monumental de España. Provincia de Álava, Madrid, 1915.

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