Introducción
Las primeras noticias históricas que tenemos de Subijana de Álava datan de inicios del siglo XI, momento en el que la vemos referida como “Subillana”. Debido a que existe no muy lejos de allí, también en territorio alavés, otra localidad conocida como Subijana-Morillas, se ganó el apelativo “de Álava” en época reciente para distinguirlas. Este enclave ha conocido intensos períodos bélicos a lo largo de su historia, lo cual ha afectado a su patrimonio, que fue sometido a expolio durante las primeras guerras carlistas. También fue uno de los escenarios de la conocida Batalla de Vitoria, último encontronazo de los aliados con las tropas napoleónicas en su huida a Francia tras perder la Guerra de la Independencia. Es por ello que en las inmediaciones todavía se encuentran restos arqueológicos relacionados con esta lucha que tuvo lugar el 21 de junio de 1813.
El palacio de los Anda
Uno de los edificios más interesantes de Subijana de Álava es, sin duda alguna, el palacio de los Anda. Su constructor fue Simón de Anda y Salazar, un importante jurista y militar, nacido en la localidad en 1709. Simón de Anda logró ser gobernador de Filipinas e incluso dirigió la defensa de esta colonia española contra los ingleses cuando éstos tomaron Manila en 1762. En su palacio destaca el impresionante escudo, en el que llama la atención la presencia de un elefante. Este animal comenzó a formar parte de la heráldica de la familia de Simón de Anda a raíz del envío de un paquidermo en 1773 desde la lejana Filipinas hasta la corte madrileña de Carlos III. Simón de Anda no fue enterrado en su pueblo natal, sino que su sepulcro está en la catedral de Manila. Curiosamente, en su lugar, en el palacio está enterrado el coronel inglés Cadogan, que murió durante la Batalla de Vitoria y fue sepultado por sus compatriotas en el jardín debido a que era el edificio más lujoso que encontraron por la zona.
Si cotejamos el aspecto actual de la iglesia de San Esteban con las fotografías del siglo XX que se conservan, comprobamos cómo no han sido muchos los cambios producidos por las restauraciones. En la espadaña exenta únicamente vemos algunas modificaciones menores en el acceso a las campanas y en el resto del edificio se mantienen la casa cural y los añadidos del siglo XVIII. Sin embargo, en el interior, podemos apreciar cómo ha habido un repinte de la iglesia que ha ocultado las últimas pinturas murales que tuvo el edificio, probablemente realizadas en el siglo XIX o inicios del XX. En el caso de las claves, a pesar de las fotografías en blanco y negro, intuimos que estuvieron coloreadas antes de que la pintura blanca cubriese por completo las bóvedas.
La iglesia de San Esteban
La historia constructiva de la iglesia de San Esteban comienza en el siglo XVI, cuando se levantaron los muros y se abrió la puerta actual, de factura muy sencilla, con una cruz de Santiago irregular esculpida en el flanco derecho. A este mismo período pertenece la espadaña exenta que vemos en la plazuela exterior y también un vestigio arquitectónico en el muro norte: un arco tardogótico que pudo ser el acceso a una antigua capilla funeraria hoy en día desmantelada.
El interior del templo
Hacia el interior la nave se cubrió con bóvedas de crucería y de terceletes. Estas bóvedas se sostienen sobre ménsulas con decoración tardogótica, a base de hojas, ramas, y motivos de inspiración vegetal. En la zona del coro, las ménsulas muestran dos rostros masculinos, posiblemente pertenecientes a un eclesiástico y a un noble, que parecen aguantar el peso de los nervios con los brazos en alto.
El conjunto de claves de las bóvedas enlaza con la temática habitual de inicios del siglo XVI. En la zona del presbiterio, la clave central muestra a Cristo bendiciendo, mientras que las demás representan el Tetramorfos o los cuatro evangelistas con su forma simbólica animal. El arco que separa ambas bóvedas queda coronado por una estrella de ocho puntas y en el tramo de la nave una única clave nos muestra a San Esteban, advocación de la iglesia.
El retablo
Este mismo santo preside el retablo mayor, en el que también encontramos otro tipo de devociones, como San Pedro y San Pablo. En el registro superior destaca la Virgen Inmaculada, a la que vemos flanqueada por un San Miguel matando al demonio y pesando las almas, y un San Roque, santo antipestífero que protegía de las enfermedades. En lo alto sobresale un calvario que posiblemente sea anterior al retablo y en la parte inferior destacan dos relieves que nos muestran las escenas de la Oración en el Huerto y la Flagelación de Cristo.
Debido a que, a lo largo de su historia, la parroquia de Subijana de Álava no tuvo a su disposición muchos recursos económicos, este retablo del siglo XVII fue comprado al vecino pueblo de Trespuentes en 1706. Esto causó el desmantelamiento del retablo anterior y el reaprovechamiento de algunos de sus elementos. Además, para actualizar esta pieza a las nuevas modas del siglo XVIII, se colocaron a ambos lados de la estructura una serie de aletones con dos atlantes que le dan un aspecto rococó.
De este mismo siglo son los dos retablos laterales. El de la izquierda está dedicado a la Virgen del Rosario, aunque en la zona superior hallamos un San Antón. En el de la derecha, sobresale del nicho central un San José con el Niño, pieza que por su tamaño no estuvo concebida para este retablo, que originalmente estuvo dedicado a San Miguel. En lo alto hay una Santa Bárbara, con la torre que la caracteriza, y corona el conjunto un Dios Padre bendiciendo.
A los pies de la iglesia se erige el coro, construido en 1774 y muy repintado en época reciente, en cuyo frente vemos a un angelote sosteniendo una venera o concha. En este coro se ha conservado un interesante mueble de estilo barroco, un banco corrido realizado en madera y que mantiene su policromía original. Y en el sotocoro se asienta la pila bautismal, lisa y sin motivos decorativos.
Sin embargo, lo más destacado de la iglesia de San Esteban de Subijana de Álava está en el interior de la sacristía. El hecho de que la localidad contase entre sus vecinos con Simón de Anda explica el conjunto de vestimentas litúrgicas de lujo que se custodian en el armario. Este completo ajuar de finales del siglo XVIII fue traído desde la lejana Filipinas y está bordado en seda. Tanto los motivos decorativos que emplea como el material en el que está ejecutado muestran un exotismo poco habitual en nuestro territorio. A modo de curiosidad, la capa pluvial fue solicitada en 1992 para ser exhibida en la Expo de Sevilla.
Créditos fotográficos:
De las fotografías actuales: © Ondare Irekia | Patrimonio Abierto
De las fotografías antiguas: Archivo del Territorio Histórico de Álava.