Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Alaiza

Introducción

En la pequeña localidad de Alaitza se encuentra una de las iglesias más sorprendentes del País Vasco. Desde el exterior lo que podemos ver es un sencillo templo románico con cabecera semicircular con dos naves y pórtico. Sin embargo, la verdadera riqueza se encuentra en su interior, pues contiene un extenso y rico programa de pintura medieval que se ha convertido en un enigma de difícil respuesta. Las noticias documentales sobre los orígenes del pueblo son tardías y será en 1257 cuando lo encontremos por primera vez con el nombre de “Halayça”. A partir del siglo XIV se multiplica la información, una etapa clave en la que veremos que se hacen una serie de reformas importantes en la iglesia.

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El descubrimiento de las pinturas

A principios de los ochenta, el párroco de la localidad, Juan José Lecuona, cogió una escalera y, navaja en mano, se puso a rascar las blancas capas de cal que cubrían la cuenca absidial. Para su sorpresa, apareció la silueta de un caballo en una ubicación que hacía intuir la existencia de una pintura de grandes dimensiones. Pronto se iniciaron las restauraciones del templo sacando a la luz el conjunto que hoy se puede contemplar. Las partes perdidas (y las destrucciones con posterioridad, como la apertura de un tragaluz realizada en el siglo XIX) fueron completadas con una pintura más anaranjada que permitía distinguir la intervención y, así, completar visualmente el desarrollo decorativo.

Fotografías antiguas

Las fotografías antiguas de Alaitza nos muestran los importantes cambios sufridos por la iglesia en las últimas décadas. Vemos cómo estaba el retablo ocupando parte de la cabecera y, también, el gran lucero que se abrió en la cuenta absidial para iluminar el altar. Todas ellas nos muestran los muros blancos, encalados, todavía sin rastro de las imágenes que aparecerán tiempo después. Asimismo, en el exterior, podemos contemplar la casa cural que se adosaba a su muro sur, demolida en la década de los años ochenta.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

El ábside

En el exterior de la cabecera de la iglesia se ubicó una antigua lápida romana, algo habitual en las iglesias de la zona (como Ocáriz o San Román de San Millán) y que sirve de lejano testimonio sobre la intensa romanización de esta región.

Se accede al templo por una doble portada, ambas de la misma época (entre los siglos XII y XIII). La portada que da entrada a la iglesia, decorada con el característico ajedrezado jaqués, se encuentra destruida en su parte superior por la casa cural que tenía antiguamente adosada.

El interior del templo

Una vez dentro, la iglesia se estructura en dos naves, siendo la de la derecha sensiblemente más estrecha que la nave principal. Los arcos fajones se sostienen sobre ménsulas, mientras que en el muro norte descansan sobre pilastras. Es difícil concretar, a falta de estudios arqueológicos, si las naves son de la misma época o si, por el contrario, la nave adosada responde a una etapa posterior. El baptisterio estuvo originalmente ubicado en la nave lateral, decorado con las esculturas barrocas de san Pedro y san Pablo que hoy están semiabandonadas a los pies del templo.

El retablo de la nave lateral, fechado a finales del siglo XVII y dedicado a la Virgen de la Asunción, estuvo inicialmente ubicado en la cabecera de la iglesia, ocultando parte de las pinturas.

Las pinturas rojas

Antes de comentar las pinturas de la iglesia, es importante distinguir, al menos, dos etapas bien diferenciadas. Desde la línea de imposta que recorre ábside y presbiterio hacia arriba, se hallan las pinturas originales, las más antiguas de todas (s. XII). De esta línea hacia abajo (imposta incluida), se desarrolla la segunda etapa pictórica que, por las características que comentaremos, se puede fechar entre los siglos XIV y XV. En esta misma etapa se redecoró el templo completo, pues se pueden ver muchos restos de despiece simple en almagre y roleos vegetales recorriendo el perímetro del ventanal sur.

Primera etapa pictórica (s. XII)

Desde el momento mismo de su aparición surgieron diversas teorías en direcciones muy variadas. Una de las más repetida es la que sitúa su cronología dentro ya del siglo XIV que, además, vincula su representación a la Batalla de Nájera, contienda librada en 1367 que enfrentó al rey Pedro I de Castilla con su hermanastro Enrique de Trastámara, quien aspiraba al trono castellano. En esta batalla, Pedro I pidió ayuda al príncipe Negro (príncipe de Gales y Duque de Aquitania), cuyos poderosos ejércitos se encontraban en Francia en el contexto de la Guerra de los Cien Años. Dichas tropas pasaron por la cercana villa de Salvatierra en un despliegue bien documentado, lo que ha hecho imaginar a los historiadores que las pinturas debían tener alguna relación con todo ello. Sin embargo, la tardía fecha de esta batalla hace que esta vinculación no se pueda sostener.

Si bien el caso de Alaitza es excepcional, lo cierto es que se enmarca dentro de una corriente pictórica que cuenta con múltiples ejemplos en la provincia. Las iglesias de los siglos XII-XIII alavesas se terminaban originalmente con un revoque de cal blanco sobre el que se hacían unas decoraciones en tonos ocres o almagres. Esa decoración se puede ver en Legarda, Gopegui, Añua, Arbulo u Obécuri, entre otras muchas, siendo ésta la primera capa de pintura. Por tanto, por comparación con estos conjuntos, la decoración de la cuenca absidial y de la bóveda del presbiterio (donde se hallan todas las figuras) tiene que ser coetánea al momento de la finalización del templo.

Obécuri

Añua

Arbulo

Por comparación con edificios de similares características conservados en la zona y de los cuales tenemos dataciones aproximadas, podemos afirmar que buena parte de las pinturas de la iglesia se llevaron a cabo en el siglo XII. Por ello, no parece coherente pensar que la iglesia se terminó en las fechas indicadas y que, casi 200 años después, cuando se libró la batalla de Nájera, se pintaron los motivos que hoy cubren las bóvedas. Además, se puede constatar que el armamento que portan los soldados no es el propio de las huestes del Príncipe Negro, sino que encaja con la cronología del siglo XII.

Secuencia pictórica

A continuación, comentaremos la secuencia pictórica. Se trata solamente de una propuesta, pues las pinturas admiten numerosas lecturas en órdenes diversos.

Esquema compositivo de la cuenca absidial

 Asedio al castillo. Se trata de un castillo construido sobre una loma con cadalsos y corredores de madera a su alrededor. Unos personajes lo defienden con lanzas, ballestas y arrojando líquidos o bloques de piedra.

Caballeros. En la parte inferior, ocho caballeros (cuatro a cada lado) se disponen a practicar el asedio. En la izquierda, ricamente vestido (tanto él como su caballo), aparece un rey con corona y portando el estandarte principal.

Soldados y centauro. Sobre el rey, unos soldados a pie parecen intentar atacar a los caballeros. Portan armamento militar. Entre ellos, un curioso centauro hace aparición. Su simbolismo ha sido muy discutido (desde una consideración de imagen cristológica hasta una imagen del mal).

Funeral. Una línea conecta el castillo con una iglesia, sobre la que unos personajes portan a hombros un difunto. En la iglesia, un campanero hace sonar con fuerza las campanas.

Procesión de mujeres. Sobre los caballeros de la derecha, una procesión de mujeres (cada una portando un elemento distinto) acude a un edificio en el que se encuentran dos mujeres en su interior.

Escena de batalla. Sobre un enorme gallo, un caballero parece intentar apresar un ciervo, si bien su armamento nos indica que no es una escena de caza al uso, sino que se trata de un instante del combate.

Esquema compositivo de la bóveda del presbiterio (lado del presbiterio)

Parto. En la izquierda, una mujer casada con toca está dando a luz un niño cuya cabeza asoma entre las piernas. Debajo vemos un balde, elemento utilizado en los partos de la época.

Procesión. Una procesión de mujeres enlutadas que portan una ofrenda en sus manos se acercan a una iglesia. Todas ellas visten trajes ricos, lo que alude a una clase social elevada.

Intento de agresión. Un intento de agresión a una figura que yace en una cama y que parece detener un hombre con un gran cuchillo o espada.

Esquema compositivo de la bóveda del presbiterio (lado de la epístola)

Franja inferior. Animales domésticos como vacas y caballos.

Segunda franja. Peregrinos (tal vez religiosos, porque portan un bastón con una cruz).

Tercera franja. Cornero de aspecto militar con una espada en el cinto.

Segunda etapa (siglos XIV-XV)

La iglesia parece que recibió una reforma importante probablemente a finales del XIV y principios del XV. No hay documentación que lo avale, pero sí se advierte un cambio en la decoración pictórica con un estilo más detallista. Los roleos vegetales, en cambio, recuerdan mucho en su concepción a los que decoran la cuenca absidial, por lo que no resultaría extraño imaginar que, cuando se hizo esta decoración nueva, la antigua estuviera aún descubierta y se quisiera armonizar visualmente el conjunto.

LOCALIZACIÓN

Créditos fotográficos:

De las fotografías actuales y modelos 3d: © Ondare Irekia | Patrimonio Abierto

De las fotografías antiguas: Archivo del Territorio Histórico de Álava

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